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Un atardecer, dos turistas que se encontraban en un camping a orillas de un lago decidieron cruzar el lago en barca para ir a tomar una “copa” al bar de la otra orilla.
Se quedaron allí hasta bien entrada la noche, vaciando un buen número de botellas.
Cuando salieron del bar se tambaleaban un poco, pero consiguieron ocupar sus puestos en la barca para emprender el viaje de regreso.
Empezaron a remar enérgicamente. Sudando y resoplando, se esforzaron mucho durante dos horas. Finalmente, uno le dijo al otro
– ¿No crees que ya deberíamos haber tocado la otra orilla hace tiempo?
– Por supuesto, respondió el otro, pero quizás no hemos remado con suficiente energía.
Los dos redoblaron sus esfuerzos y remaron con decisión durante otra hora. Sólo cuando amaneció se dieron cuenta, asombrados, de que seguían en el mismo lugar.
Habían olvidado desatar la fuerte cuerda que ataba su barca al embarcadero.

Cuántas personas andan a tienta y se agitan durante todo el día sin llegar a nada porque no se liberan realmente de las ataduras y de los hábitos viscosos.

P. Bruno FERRERO
Salesiano de Don Bosco, experto en catequesis, autor de varios libros. Fue director editorial de la editorial salesiana Elledici. Es redactor jefe del periódico italiano "Il Bollettino Salesiano", en versión impresa.