Recuerde el sermón
Un domingo, hacia el mediodía, una joven estaba lavando la ensalada en la cocina, cuando se le acercó su marido que, burlándose de ella, le preguntó:
“¿Podría decirme qué dijo el pastor en el sermón de esta mañana?”.
“Ya no lo acuerdo”, confesó la mujer.
“Entonces, ¿por qué vas a la iglesia a escuchar sermones si no los recuerdas?”.
“Mira querido: el agua lava mi ensalada y sin embargo no se queda en la cesta; sin embargo, mi ensalada está completamente lavada”.
No es importante tomar notas. Lo importante es dejarse “lavar” por la Palabra de Dios.