Casa Salesiana de Châtillon

Situado en una hermosa zona montañosa a los pies de los Alpes, cerca de Suiza, el Casa Salesiana de Châtillon tiene una historia especial y exitosa.

En la región del Valle de Aosta, hay un municipio llamado Châtillon (el nombre viene del latín “Castellum”) situado entre el monte Zerbion al norte y el monte Barbeston al sur; es el tercer municipio más poblado de la región.
En 1917, durante la Primera Guerra Mundial, se fundó en esta localidad una empresa, Soie de Châtillon (“Seda de Châtillon”), que empezó a trabajar en el campo de las tecnofibras con tecnología moderna. La presencia de centrales hidroeléctricas cercanas que suministraban electricidad condicionó la elección del emplazamiento de la empresa, ya que aún no existían redes eléctricas extensas para transportar la electricidad.
En 1942, la empresa pasó a ser propiedad de la Società Saifta (Società Anonima Italiana per le Fibre Tessili Artificiali S.p.A.).
Tras la Segunda Guerra Mundial, la Sociedad Saifta, que gestionaba la fábrica “Soie” de Châtillon, inicialmente destinada a internado para obreras, recurrió a los Salesianos y puso a su disposición estos edificios para acoger en régimen de internado a los huérfanos de guerra y a los hijos de los empleados de “Soie”. Así nació el Instituto Orfanato Salesiano “Don Bosco” de Châtillon, nombre que ha permanecido hasta nuestros días, aunque los huérfanos ya no estén allí.
A finales de agosto de 1948, 33 chicos iniciaron un curso de Formación Profesional Industrial en las dos especialidades de Mecánicos-Ajustadores y Carpinteros-Ebanistas: esta última especialidad era muy útil en la zona montañosa y boscosa.
Unos meses más tarde, el 5 de febrero de 1949, se inauguró oficialmente el Orfanato “Don Bosco”, destinado a acoger a los jóvenes pobres del Valle de Aosta e iniciarlos en el aprendizaje de una profesión.
Con la introducción de la escolaridad obligatoria en 1965, la Escuela Profesional fue sustituida por la Escuela Media, y la Escuela Técnica por el Instituto Profesional de Industria y Artesanía (IPIA), en las dos especialidades: Mecánicos, Ebanistas y fabricantes de muebles.
A finales de los años setenta, la empresa Saifta entró en crisis, dejó de apoyar económicamente al Orfanato y puso en venta la estructura de la “Soie”. La Región Valle de Aosta, en mayo de 1980, dándose cuenta de la importancia y el valor de la obra -que tanto se había desarrollado entretanto- compró toda la estructura educativa y la ofreció para su gestión a los Salesianos.
Las actividades educativas continuaron, desarrollándose en la escuela profesional, fruto de la colaboración de los Salesianos con las empresas locales.
Desde 1997, el Centro de Formación Profesional (CFP) ofrece cursos para carpinteros, mecánicos y diseñadores gráficos.
En 2004, el CFP ofreció cursos para instaladores eléctricos y también cursos de postgrado.
Desde 2006 hay cursos para instaladores eléctricos, mecánicos, cursos de posgrado y mecánicos de automóviles.
A partir del curso 2010-2011, con la reforma Gelmini, el Instituto Profesional pasó de tener una duración de tres años a cinco.

Actualmente, el Hogar Salesiano, denominado Instituto Salesiano Orfanato “Don Bosco”, cuenta con varias áreas educativas
– un Centro de Formación Profesional: un curso trienal de mecánica y carrocería de automóviles; cursos para trabajadores y empresas (cursos diurnos de formación inicial post-diploma y cursos nocturnos de actualización para los empleados), que forman parte de la federación CNOS/FAP Región Valle de Aosta, creada en julio de 2001
– un Instituto Profesional de Industria y Artesanía (IPIA), con dos direcciones: MAT (Mantenimiento-Asistencia Técnica-Mecánica); PIA (Producción-Artesanía Industrial-Made in Italy-Madera);
– una escuela media, secundaria igualitaria, que acoge a chicos y chicas del valle medio-bajo;
– un internado Don Bosco, reservado a los alumnos del IPIA, que acoge, de lunes a viernes, a jóvenes del Piamonte cercano o de los valles.

La preparación de estos jóvenes se confía a una comunidad educativa, cuyos primeros protagonistas son la comunidad salesiana, los profesores laicos, educadores, colaboradores, y también los padres y grupos de la familia salesiana (cooperadores, antiguos alumnos).

Sin embargo, el enfoque educativo no se ha detenido sólo en la preparación humana y profesional para formar ciudadanos íntegros, sino también para hacer buenos cristianos.
Aunque los espacios de la casa -por ser demasiado pequeños- no permiten realizar actividades de formación cristiana, se encontró una solución para éstas y para celebraciones importantes. Más arriba y a poca distancia de la Casa Salesiana de Châtillon se encuentra la antigua parroquia de San Pedro (atestiguada ya en el siglo XII), que cuenta con una gran iglesia. El acuerdo con la parroquia ha dado muchos frutos, entre ellos la propagación de la devoción a la Virgen de Don Bosco, María Auxiliadora, advocación muy querida por los Salesianos. El fruto de esta devoción se manifestó también en la recuperación de la salud de varias personas (Blanchod Martina, Emma Vuillermoz, Pession Paolina, etc.), atestiguada por los escritos de la época.
El sincero deseo de hacer el bien por parte de todos los que contribuyeron al desarrollo condujo al éxito de esta obra salesiana.
En primer lugar, los empresarios que comprendieron la necesidad e importancia de la educación de los niños en situación de riesgo, y al mismo tiempo promovieron la formación de posibles futuros empleados. No sólo ofrecieron sus instalaciones, sino que también apoyaron económicamente las actividades educativas.
Luego vino la sabiduría de las autoridades locales, que comprendieron la importancia del trabajo realizado durante más de 30 años y se ofrecieron inmediatamente a seguir prestando apoyo a los niños y también a las empresas de la zona, proporcionándoles así trabajadores cualificados.
Por último, pero no menos importante, hay que reconocer la labor realizada por los Salesianos y sus colaboradores de todo tipo, que han hecho todo lo posible para que no se apague la esperanza del futuro: los jóvenes y su formación integral.
Esta profesionalidad en la preparación de los jóvenes, junto con el cuidado de las estructuras logísticas (aulas, laboratorios, gimnasios, patios), el esmerado y constante mantenimiento de los locales, la conexión con el territorio, han propiciado un reconocimiento generalizado que se refleja también en el hecho de que una calle y una plaza de Châtillon estén dedicadas a San Juan Bosco.

Cuando los hombres buscan sinceramente el bien y se esfuerzan por conseguirlo, Dios da su bendición.