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Hemos pedido al P. Philippe BAUZIERE, nuevo inspector de Brasil Manaos (BMA), que responda a algunas preguntas para los lectores del Boletín Salesiano OnLine.

El P. Philippe Bauzière nació en Tournai, Bélgica, el 2 de febrero de 1968. Hizo el noviciado salesiano en la casa de Woluwe-Saint-Lambert (Bruselas) e hizo su primera profesión, también en Bruselas, el 9 de septiembre de 1989. En 1994 llegó por primera vez a Brasil, a Manaos, donde hizo su profesión perpetua el 5 de agosto del año siguiente.
Fue ordenado diácono en Ananindeua el 15 de noviembre de 1997, y un año después, el 28 de junio de 1998, fue ordenado sacerdote en la catedral de su ciudad natal, Tournai.
Sus primeros años como sacerdote los pasó en la presencia salesiana de Manaus Alvorada (1998-2003). De 2004 a 2008, vivió en Porto Velho, primero como párroco y luego como Director (2007-2008). En los años siguientes, vivió en Belém, São Gabriel de Cachoeira y Ananindeua. A partir de 2013-2018 estuvo en Manicoré como Párroco y Director. De vuelta a Manaus, vivió en las casas de Alvorada, Domingos Savio y Aleixo hasta 2022. Este año, 2023, está en Ananindeua, donde acompaña la “Escuela Salesiana del Trabajo”. Desde 2019, es miembro del Consejo Provincial, donde ha desempeñado diversos cargos de responsabilidad: desde 2021, es Vicario Provincial y también Delegado Provincial para la Familia Salesiana y para la Formación.
El P. Bauzière sucede al P. Jefferson Luís da Silva Santos, que ha terminado su mandato de seis años como Superior de la Provincia de Brasil-Manaus.


¿Puedes hacernos una autopresentación?
            Soy Philippe Bauzière, salesiano de Don Bosco, misionero durante treinta años en Brasil y sacerdote desde hace veintiséis. Comprendí mi vocación, la llamada del Señor, sobre todo a través del aspecto misionero. Una gran influencia fue el párroco de mi pueblo en Bélgica: era un Oblato de María Inmaculada que había vivido muchos años en Sri Lanka y Haití, que compartía su experiencia misionera… Así, a los dieciocho años, tras un discernimiento, me di cuenta de que el Señor me llamaba a la vida religiosa y al sacerdocio.
            Una curiosidad: soy el mayor de mis dos hermanos, y en aquella época ellos iban a un colegio salesiano; yo iba a un colegio diocesano… ¡Y fui yo mismo quien descubrió a los Salesianos! Y fue el espíritu salesiano el que me conquistó.
            En septiembre de 1989 hice mi primera profesión religiosa, pidiendo ir a las misiones. El entonces Consejero para las Misiones, P. Luciano Odorico, me envió a la Inspectoría del Amazonas (Manaus, Brasil), donde llegué el 30 de junio de 1994.
            Los primeros retos fueron los de la adaptación: una nueva lengua, el clima ecuatorial, mentalidades diferentes… Pero todo fue contrarrestado por una hermosa sorpresa, la de la acogida que recibí de mis hermanos y del pueblo.
            Después de mi ordenación, me enviaron a trabajar en obras sociales y parroquias, donde tuve la oportunidad de conocer a muchos jóvenes y gente sencilla. Como salesiano, estoy muy contento de este contacto, de poder servir al Señor junto con los jóvenes y las familias. Me siento pequeño ante la acción del Señor en tantos jóvenes, y también ante la acción del Señor en mí mismo.

¿Cuáles son las mayores dificultades que has encontrado?
            Hoy en día, los Salesianos de la Amazonia sentimos los grandes desafíos a los que se enfrentan los jóvenes: la falta de oportunidades, de formación y de trabajo; el peso del narcotráfico, de las adicciones y de la violencia; muchos jóvenes que no se sienten queridos en sus casas ni en sus familias (se sienten más a gusto en nuestras obras salesianas, que en sus propias casas…); los grandes problemas de salud mental (depresión, ansiedad, alcoholismo, suicidio, etc.); la falta de sentido de la vida entre los jóvenes; la falta de orientaciones para el uso adecuado de las nuevas tecnologías.
También sentimos el reto de garantizar que los grupos étnicos de Brasil no pierdan su identidad cultural, especialmente los jóvenes. Ante este cuadro, comprendemos que nuestra vida debe entregarse al Señor, al servicio de la defensa de la VIDA de tantas personas, especialmente de los jóvenes. ¡Que el Señor nos ilumine! ¡Que Don Bosco interceda por nosotros!

¿Cuáles son las necesidades locales más urgentes?
            Los tiempos cambian rápidamente -como puedes comprender- y debemos responder adecuadamente a estos nuevos tiempos. Nuestras obras necesitan muchos recursos financieros (sobre todo porque nuestra ubicación en la Amazonia conlleva costes muy elevados, debido a las grandes distancias), así como una formación adecuada y renovada de nuestros recursos humanos (salesianos y laicos). Las exigencias son muchas: ¡necesitamos más Salesianos! Sería un gran bien que tuviéramos vocaciones, incluso autóctonas.

¿Qué lugar ocupa María Auxiliadora en tu vida?
            Creo que, como en la vida de Don Bosco, la Virgen es nuestra Auxiliadora; está presente y nos ayuda.