Es tradición, desde el centenario de la muerte de Don Bosco en 1988, que cada cuatro años se celebre un Congreso Internacional dedicado a María Auxiliadora. Hasta ahora se han celebrado en Turín-Valdocco, Italia en 1988, en Cochabamba, Bolivia en 1995, en Sevilla, España en 1999, en Turín-Valdocco, Italia en 2003 (en el centenario de la coronación de María Auxiliadora), en Ciudad de México, México en 2007, en Czestochowa, Polonia en 2011, en Turín-Valdocco / Colle Don Bosco, Italia en 2015 (en el bicentenario del nacimiento de Don Bosco) y en Buenos Aires, Argentina en 2019.
Este año, el IX Congreso Internacional de María Auxiliadora se celebrará en Fátima, del 29 de agosto al 1 de septiembre de 2024, y el tema será: “Os daré a la maestra”, en consonancia con el Aguinaldo del Rector Mayor y celebrando el 200 aniversario del sueño de los nueve años de Don Bosco.
La importancia de María como maestra en la espiritualidad salesiana se manifiesta de manera muy especial en la historia del sueño de nueve años de San Juan Bosco, que le marcó profundamente y lo guio en su camino espiritual y pastoral a lo largo de su vida. Este sueño-profecía también arroja luz sobre este camino de preparación del Congreso de Fátima.
Es sin duda oportuno recordar una parte del relato en la que Jesús presenta a María como “la maestra”, porque es a partir de estas palabras que se harán las reflexiones.
“- ¿Quién eres tú para ordenarme lo que es imposible?
– Precisamente porque tales cosas te parecen imposibles, debes hacerlas posibles mediante la obediencia y la adquisición de la ciencia.
– ¿Dónde, por qué medios adquiriré la ciencia?
– Te daré la maestra, bajo cuya disciplina puedes llegar a ser sabio, y sin la cual toda sabiduría se convierte en necedad.
– Pero, ¿quién eres tú que hablas así?
– Soy el hijo de aquella a quien tu madre te enseñó a saludar tres veces al día.
– Mi madre me dice que no me relacione con quienes no conozco, sin su permiso; por tanto, dime tu nombre.
– Mi nombre pregúntaselo a mi madre.
En aquel momento vi a su lado a una mujer de aspecto majestuoso, vestida con un manto que brillaba por todos lados, como si cada punto de él fuera una estrella resplandeciente. Como cada vez estaba más confuso en mis preguntas y respuestas, me hizo señas para que me acercara a ella, me tomó amablemente de la mano y me dijo:
– Mira.
Al mirar, vi que todos aquellos niños habían huido, y en su lugar vi una multitud de niños, perros, osos y varios animales más.
– Aquí está tu campo, aquí es donde debes trabajar. Hazte humilde, fuerte y robusto: y lo que veas que les ocurre a estos animales en este momento, lo harás por mis hijos”.
El encuentro comienza con una pregunta desafiante: “¿Quién eres tú, para que me mandes una cosa imposible?” Esta pregunta sirve de puerta de entrada a un viaje hacia la sabiduría, en el que la figura de María se revela como la clave para desentrañar lo aparentemente imposible. Desde la perspectiva de este diálogo revelador, exploraremos la profundidad y relevancia de María como maestra.
La primera indicación procede de Jesús, Pastor y guía: “Precisamente porque tales cosas os parecen imposibles, debéis hacerlas posibles mediante la obediencia y la adquisición de la ciencia”. Toda enseñanza fluye “del Maestro”. La obediencia se presenta como la llave que abre la puerta al conocimiento, manifestando la importancia del vínculo íntimo entre humildad y conocimiento, sugiriendo que el aprendizaje eficaz requiere no sólo la búsqueda activa del conocimiento, sino también la voluntad de someterse a la guía de un maestro. María se presenta en este contexto no sólo como la Maestra que enseña, sino que también muestra el camino hacia la comprensión a través de la humildad, de la que también es un ejemplo.
“¿Dónde, por qué medios puedo adquirir la ciencia?” es una pregunta que revela en Juan Bosco una sed de conocimiento que resuena en su corazón. La respuesta, enigmática y divina, señala a María como la dispensadora bajo cuya disciplina se alcanzará la sabiduría. María se convierte así en el vínculo entre el pequeño Juan y la fuente misma del conocimiento que es Jesús, un conocimiento guiado por María, mucho más profundo que el conocimiento ordinario, ya que el objetivo último será alcanzar la sabiduría, el don del Espíritu.
La intriga se intensifica cuando Juan busca conocer la identidad de quien le habla de forma tan enigmática. “Mi nombre pregúntaselo a mi madre”, responde. Esta hermosa revelación añade una capa más a la importancia de María como maestra, pues también se la presenta como una “Madre” con conexión con lo divino, ofreciendo así su enseñanza como sagrada y trascendental. El secreto del nombre de este hombre invita sin duda al pequeño Juan a explorar la relación con lo trascendental, a reconocer que la sabiduría no es sólo conocimiento intelectual, sino una conexión espiritual con la fuente misma del ser, y es aquí donde María-Madre desempeña un papel muy importante.
La descripción de María como una figura majestuosa, vestida con un manto resplandeciente, añade una dimensión celestial a su importancia como maestra. El manto brillante como las estrellas sugiere que su enseñanza ilumina las mentes igual que las estrellas iluminan la oscuridad del cielo nocturno. María no es sólo la maestra que proporciona información; es la fuente de una sabiduría que ilumina el camino, disipando la oscuridad de la ignorancia.
Juan Bosco es conducido a un momento particular de revelación cuando María le invita a “mirar”. Este acto de mirar revela una profunda transformación. Los niños agresivos desaparecen, dejando paso a una multitud de animales mansos y tranquilos. Este cambio simboliza una metamorfosis, indicando que, bajo la tutela de María, se transforma la visión del mundo. El campo se convierte en el escenario en el que trabaja Juan, lo que indica que la enseñanza de María no es sólo una abstracción, sino una instrucción que debe transformarse en realidad. “Aquí está tu campo, aquí es donde debes trabajar. Hazte humilde, fuerte, robusto…”. Las palabras de María indican una llamada a la acción. María no sólo guía en la esfera intelectual, sino que también instruye en la práctica de la sabiduría. La instrucción de hacerse humilde, fuerte y robusto indica que su enseñanza es un proceso, un camino de transformación interior, un proyecto de vida para el bien de uno mismo y de los demás.
Así, en la preparación y durante este Congreso, se hace una invitación a dejarse envolver por las palabras y la guía de María, nuestra Madre y Maestra. Desde desentrañar lo imposible hasta destacar el vínculo entre humildad y conocimiento, María emerge como una guía que no sólo imparte información, sino que conduce a quienes se dejan enseñar por ella a una conexión más profunda con lo divino. En última instancia, la importancia de María, la Maestra, reside en su capacidad para iluminar el camino hacia la realización espiritual, invitándonos no sólo a buscar la sabiduría, sino a vivirla. María, la Maestra divina, se convierte en la brújula que nos orienta hacia el bien, revelando lo que parece imposible y guiándonos hacia una comprensión más profunda de la finalidad de la existencia.
Para prepararnos para este importante momento, se está organizando un curso de formación, y los materiales propuestos pueden encontrarse en el sitio web de ADMA.
Puedes encontrar información sobre el evento en la página web del Congreso.
Así como María guio y enseñó a los tres niños pastores de Fátima el horror del pecado y la belleza de la virtud, así como guio a Juan Bosco a lo largo de su vida por un camino de obediencia y humildad, que guíe también a la Familia Salesiana en este Congreso que ya es inminente. Bajo su protección y guiados por su mano, también nosotros queremos realizar el sueño de Dios en nuestras vidas.
P. Gabriel Cruz Trejo, sdb
Congreso Internacional de María Auxiliadora
🕙: 5 min.