Beato Tito Zeman, mártir de las vocaciones

Un hombre destinado a la eliminación
            Tito Zeman nace en Vajnory, cerca de Bratislava (en Eslovaquia), el 4 de enero de 1915, el primero de los diez hijos de una familia sencilla. A los 10 años, curado repentinamente por intercesión de la Virgen, prometió “ser su hijo para siempre” y hacerse sacerdote salesiano. Comenzó a realizar este sueño en 1927, después de superar la oposición de su familia durante dos años. Había pedido a la familia que vendiera un campo para poder pagar sus estudios, y había añadido: “Si yo hubiera muerto, bien habríais encontrado el dinero para mi entierro. Por favor, usad ese dinero para pagar mis estudios”.
            La misma determinación vuelve constantemente en Zeman: cuando el régimen comunista se estableció en Checoslovaquia y persiguió a la Iglesia, el Padre Tito defendió el símbolo del crucifijo (1946), pagando con su despido de la escuela donde enseñaba. Habiendo escapado providencialmente a la dramática “Noche de los Bárbaros” y a la deportación de los religiosos (13-14 de abril de 1950), decide cruzar la cortina de hierro con los jóvenes salesianos hasta Turín, donde es acogido por el Rector Mayor, Don Pietro Ricaldone. Tras dos travesías con éxito (verano y otoño de 1950), la expedición fracasó en abril de 1951. El P. Zeman se enfrentó a una primera semana de torturas y a otros diez meses de detención preventiva, con nuevas y duras torturas, hasta el juicio del 20 al 22 de febrero de 1952. Después pasaría 12 años detenido (1952-1964) y casi cinco en libertad condicional, siempre espiado y perseguido (1964-1969).
            En febrero de 1952, el Fiscal General pidió para él la pena de muerte por espionaje, alta traición y cruce ilegal de fronteras, que le fue conmutada por 25 años de reclusión sin libertad condicional. Sin embargo, Don Zeman es calificado de “hombre destinado a la eliminación” y experimenta la vida en campos de trabajos forzados. Le obligan a moler uranio radiactivo a mano y sin protección; pasa largos periodos en régimen de aislamiento, con una ración de comida seis veces inferior a la de los demás. Enferma gravemente del corazón, los pulmones y los nervios. El 10 de marzo de 1964, tras haber cumplido la mitad de su condena, sale de la cárcel en libertad condicional por siete años. Está físicamente irreconocible y vive un periodo de intenso sufrimiento, también espiritual, debido a la prohibición de ejercer públicamente su ministerio sacerdotal. Muere, tras recibir la amnistía, el 8 de enero de 1969.

Salvador de vocaciones hasta el martirio
            El P. Tito vivió con gran espíritu de fe su vocación y la misión especial a la que se sentía llamado para trabajar por la salvación de las vocaciones, abrazando la hora de la “prueba” y del “sacrificio” y dando testimonio de su capacidad, debida también a la gracia recibida de Dios, para afrontar con conciencia cristiana, consagrada y sacerdotal, la ofrenda de su vida, la pasión de la cárcel y de la tortura y, finalmente, la muerte. Así lo atestigua el rosario de 58 cuentas, una por cada período de tortura, que confeccionó con pan e hilo, y sobre todo la referencia al Ecce homo, como Aquel que le hizo compañía en sus sufrimientos, y sin el cual no habría podido afrontarlos. Guardó y defendió la fe de los jóvenes en tiempos de persecución, para oponerse a la reeducación comunista y a la reconversión ideológica. Su camino de fe es un continuo “resplandor” de virtudes, fruto de una intensa vida interior, que se traduce en una misión valiente, en un país donde el comunismo pretendía borrar todo rastro de vida cristiana. Toda la vida del P. Tito se resume en animar a los demás a esa “fidelidad en la vocación” con la que él siguió decididamente la suya. El suyo fue un amor total a la Iglesia y a su propia vocación religiosa y misión apostólica. De este amor unitario y unificador brotan sus audaces empresas.

Testimonio de esperanza
            El heroico testimonio del Beato Tito Zeman es una de las más bellas páginas de fe que las comunidades cristianas de Europa del Este y la Congregación Salesiana escribieron durante los duros años de persecución religiosa por parte de los regímenes comunistas en el siglo pasado. En él brilló especialmente su compromiso con las jóvenes vocaciones consagradas y sacerdotales, decisivas para el futuro de la fe en aquellos territorios.
            Con su vida, el P. Tito se muestra como un hombre de unidad, que rompe barreras, media en los conflictos, busca siempre el bien integral de la persona; además, siempre considera posible una alternativa, una solución mejor, una no rendición ante las circunstancias desfavorables. En los mismos años en que algunos apostataron o traicionaron, y otros se desanimaron, él fortaleció la esperanza de los jóvenes llamados al sacerdocio. Su obediencia es creativa, no formalista. Actúa no sólo por el bien del prójimo, sino de la mejor manera posible. Así, no se limita a organizar las escapadas de los clérigos al extranjero, sino que los acompaña pagando en persona, permitiéndoles llegar a Turín, con la convicción de que “en la casa de Don Bosco” vivirían una experiencia destinada a marcar toda su vida. En la raíz está la conciencia de que salvar una vocación es salvar muchas vidas: en primer lugar, la de quien es llamado, después aquellas a las que llega la vocación obedecida, en este caso a través de la vida religiosa y sacerdotal.

            Es significativo que el martirio del P. Tito Zeman haya sido reconocido en el contexto del bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco. Su testimonio es la encarnación de la llamada vocacional y de la predilección pastoral de Jesús por los niños y los jóvenes, especialmente por sus hermanos salesianos jóvenes, predilección que se manifestó, como en Don Bosco, en una verdadera “pasión”, buscando su bien, poniendo en ello todas sus energías, todas sus fuerzas, toda su vida con espíritu de sacrificio y de ofrenda: “Aunque perdiera mi vida, no la consideraría desperdiciada, sabiendo que al menos uno de aquellos a los que había ayudado se ha convertido en sacerdote en mi lugar”.