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La Familia Salesiana, nacida de la intuición de Don Bosco, ha continuado a lo largo del tiempo creciendo y asumiendo formas diferentes, manteniendo las mismas raíces. Entre estas realidades se encuentra la Comunidad de la Misión de Don Bosco (CMB), una asociación privada de fieles con un carisma misionero, que desde 2010 forma parte oficialmente de la Familia Salesiana.


Los orígenes de la CMB
            Todo comenzó en 1983 en Roma, en el Instituto Gerini, durante un encuentro de jóvenes Salesianos Cooperadores. Durante la Misa de clausura, un signo claro e indeleble quedó grabado en el corazón y en la mente de algunos participantes: tu vida y tu fe deben tomar una luz misionera… en cada lugar donde estés. De esta intuición nació la Comunidad de la Misión de Don Bosco, surgida como una iniciativa del Espíritu y fundada en el Instituto Salesiano de Bolonia.
            Le pedimos al diácono Guido Pedroni, fundador y custodio general de la CMB, que contara la historia de esta realidad. La CMB, compuesta por laicos, está hoy presente en diferentes partes del mundo. Es una comunidad misionera en estilo y en elecciones, profundamente arraigada en el espíritu salesiano y en la vida de sus fundadores. Junto a Guido Pedroni, otros cuatro laicos han compartido desde el principio el ideal de la CMB: Paola Terenziani (fallecida hace algunos años y para quien se ha iniciado el proceso de beatificación), Rita Terenziani, Andrea Bongiovanni y Giacomo Borghi. A estas figuras, reunidas en la llamada “Tienda Madre”, se ha sumado recientemente Daniele Landi, ya presente en los orígenes de la Comunidad.

Una comunidad mariana y misionera
            Es relevante notar que la CMB es el único grupo de la Familia Salesiana fundado por un laico y nacido de una idea compartida: un sueño misionero y comunitario. Es profundamente mariana, ya que el gesto definitivo de pertenencia a la Comunidad, el Acto de Dedicatoria, está inspirado en la vida de María, toda dedicada a Jesús. Como cuenta Guido Pedroni, la CMB nació de “una intuición, el Acto de Dedicatoria, que para nosotros es una verdadera consagración a Dios y a la Comunidad a ejemplo de María y de Don Bosco”.

El estilo y la espiritualidad
            El estilo de la CMB se concreta en la forma de vivir la fe, en abrir nuevas presencias misioneras, en realizar proyectos, en establecer relaciones educativas y en experimentar la vida comunitaria. Es un estilo marcado por la iniciativa, que algunos incluso han definido como “temeridad”, y se basa en cuatro pilares: suscitar, involucrar, crear y creer. Suscitar motivaciones, involucrar a las personas en la acción, crear relaciones auténticas, creer en la Providencia del Espíritu que precede y custodia cada elección.
            Para la CMB, vivir en un “Estado de Misión” permanente significa testimoniar el Evangelio en cada momento del día y en cada lugar, ya sea África, América, Italia, un campo de nómadas o un aula escolar. Lo esencial es sentirse parte de la misión de la Iglesia, encarnada en el estilo de Don Bosco a favor de los jóvenes.

            Tres son los ejes de la espiritualidad de la CMB:
            – Unidad, construida en el diálogo fraterno;
            – Caridad, hacia jóvenes y pobres, vivida en la comunión;
            – Esencialidad, encarnada en la simple y familiar compartición típica del espíritu salesiano.
            Otros elementos distintivos son la concesión de un mandato específico y la conciencia del “Estado de Misión”. La identidad carismática se arraiga en la espiritualidad salesiana, enriquecida por algunos rasgos propios de la CMB, en particular una espiritualidad de búsqueda y una actitud de familiaridad, que sientan las bases de la unidad entre los miembros de la Comunidad y de la Asociación.

Misiones y difusión en el mundo
            Inicialmente, la CMB estaba comprometida en actividades misioneras a favor de Etiopía. Sin embargo, con el tiempo, el compromiso se ha trasladado del tiempo libre a la vida cotidiana, orientando las elecciones fundamentales de la existencia. El clima de profunda amistad, la vida espiritual intensa marcada por la Palabra de Dios y el trabajo concreto por los pobres y por los jóvenes han llevado a la Dedicatoria. Así se comprendió que la tensión misionera no solo concernía a Etiopía, sino a cada lugar donde hubiera necesidad.
            En 1988 se redactó la primera Regla de Vida, mientras que en 1994 la CMB se convirtió en una Asociación con una propia estructura jurídica, para continuar el compromiso misionero y las actividades de animación en el territorio bolonés.
            Todas las presencias misioneras de la CMB han surgido de una llamada y de un signo. Actualmente, la Comunidad está presente en Europa, África, América del Sur y Central. La primera expedición misionera tuvo lugar en 1998 en Madagascar; desde entonces se ha difundido en nueve países: Italia, Madagascar, Burundi, Haití, Ghana, Chile, Argentina, Ucrania y Mozambique. Las dos “aventuras” más recientes se refieren precisamente a Mozambique y Ucrania.
            En los próximos meses se abrirá una nueva presencia en Mozambique. En septiembre pasado, en la Basílica de María Auxiliadora en Turín-Valdocco, se entregó el crucifijo misionero a Angelica y, idealmente, a otros tres jóvenes de Madagascar y Burundi, ausentes por motivos burocráticos, que junto a ella formarán la primera comunidad en ese país.
            En Ucrania, en cambio, varios miembros de la CMB han ido en varias ocasiones para llevar ayuda debido a la guerra y ahora, en diálogo con los Salesianos, están tratando de entender qué nuevo desafío está indicando el Espíritu.

Una vocación de confianza y servicio
            Es evidente que la vocación de la CMB es misionera y mariana, dentro del carisma salesiano, pero también posee una identidad peculiar, forjada por la historia y los signos de la presencia del Señor que han emergido en las vicisitudes de la Comunidad. Es una historia entrelazada con la vida de Don Bosco y la de las personas que forman parte de ella. Nunca ha sido fácil permanecer fiel a las llamadas del Espíritu, ya que siempre invitan a ampliar el horizonte, a confiar incluso “en la oscuridad”.
            La misión de la CMB es testimonio y servicio, compartición y confianza en Dios. Testimonio con la propia vida, servicio como acción educativa, compartición fruto del discernimiento comunitario y asunción de responsabilidad en todos los aspectos, confianza en Dios a ejemplo de Don Bosco, aprendiendo gradualmente cómo los proyectos pueden adquirir luz y forma.


Marco Fulgaro